martes, 7 de febrero de 2017

Escalar un bulder como si fuera un video juego. Turning Climbing Walls Into A Video Game.


Debe haber algo fascinante, incluso adictivo, en el hecho de enfrentarse a una pared vertical y aceptar el reto de medir tus fuerzas con las de la naturaleza. Pegar la cara a la roca, sentir el propio aliento rebotar contra la piedra, los sentidos alerta y todos los músculos tensos. Celebrar, al fin, con cierto recogimiento, la llegada a la cima tratando de contener la euforia para no cometer un error fatal. No son pocos, además, los que se acercan a la escalada con inquietudes que van más allá de la mera diversión o el ejercicio físico. En “Los vagabundos del Dharma” Jack Kerouac, uno de los principales representantes de la Generación Beat, adornaba sus experiencias en las montañas junto con el poeta Gary Snyder con un cierto aire místico. Bien es cierto que la afición a la bebida del compañero de correrías de Allen Ginsberg y William Burroughs era tan descomunal que sus impresiones espirituales pueden ser puestas entre interrogaciones etílicas. Sin embargo, no son pocos los montañeros que dicen haber encontrado una peculiar paz y una conexión mayor con ellos mismos gracias a la escalada.

Estas experiencias personales han sido avaladas por estudios como el de la universidad de Indiana, en el que se aseguraba que la escalada coloca a sus practicantes en un estado mental peculiar, debido a la concentración total con la que se realiza la actividad. Este estudio asegura que la escalada reduce los niveles de estrés, aumenta la confianza en uno mismo y mejora la capacidad para resolver problemas. Cedar Wright, escalador profesional, dice que “desde un punto de vista mental, este deporte es un profesor increíble: te enseña atención, equilibrio, determinación y un buen número de valores para tu vida”.

Con tantos beneficios, no es extraño que la afición a la escalada crezca. Cada vez surgen más espacios en las ciudades donde iniciarse y entrenar sin necesidad de salir a la montaña. Ahora, además, estos rocódromos también pueden beneficiarse de las nuevas tecnologías para hacer la experiencia más atractiva. Jon Cheng, un programador de Boston enamorado de la escalada, ha inventado un sistema que utiliza la realidad aumentada para convertir las paredes en un gran videojuego en el que los escaladores deben superar pruebas contrarreloj. La idea de Cheng ya está instalada en algunos gimnasios, pero su intención es continuar creciendo y ampliar la tecnología a otros deportes. Cheng asegura que en última instancia el objetivo de integrar la tecnología es ayudar a que la gente sea más activa: “cuanto más divertido sea un deporte, la gente estará más dispuesta a ejercitarse”. Las otras experiencias, las que llevaron a Kerouac a la montaña, no vienen incluidas con la realidad aumentada. Pero, al menos, los aportes de Cheng ayudan a que quienes decidan escalar para buscarlas, vayan mejor preparados.

Imágenes cedidas por: www.brooklynboulders.com 
Entrevista y edición: Iván F. Lobo, Juanlu Ocampos y Cristina del Moral.
Texto: José L. Álvarez Cedena










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