La fiebre por el descenso de barrancos ha roto el termómetro. Solo en el año 2014 se vendieron mas de 50.000 botas de barrancos. Hay una poblacion activa de casi 100.000 personas que salen solo en verano hacer canyoning. Es la nueva misa de los domingos. ¿A que viene esa bendita locura·?. ¿Porque nos dio por ahi? ¿Porque barranqueas?.
Esto tiene difícil respuesta. Seguro que esta en el interior de cada uno, en nuestro corazón: por que sienta bien; porque te hace feliz; porque es una metáfora de la vida, con sus baches y sus retos con el sufrimiento del recorrido y la felicidad de saltar barreras; porque siempre hay que superarse; porque es barato si lo piensas bien. A la larga te sale mas rentable cuando terminas de comprarte todo aquello que te falta de equipo y material; por que no tengo trabajo y así me quito el estrés de tantos lunes al sol, como por ejemplo un gran compañero y amigo del grupo que sale casi todos los días y fines de semana; porque es una promesa que le hice a alguien muy especial; porque me dijeron que no podria y ya ves, aqui estoy, soñando con otro descenso; porque me aporta energía; porque paso un rato genial con mis amigos; porque estoy vivo y lo celebro cada vez que termino un descenso; porque la experiencia de llegar y abrazar al que nos espera en el coche es maravillosos; porque duele y se sufre, nos nos engañemos, pero hay una recompensa en cada descenso; porque realmente merece la pena ilusionarse con algo.
No son dibujos animados, pero podemos ir hasta el infinito y mas allá. Podemos seguir preguntándonos de donde viene este furor. Y hacia donde va. Y podemos canalizarlo. Si a todos nosotros nos dio por practicar Canyoning. Y podemos canalizarlo. Si en llevarlo a los mas jóvenes para que se preocupen y crezcan pensando en superarse, en saltar obstáculos, quemar barrancos y alcanzar metas.
En fin, que tal una apuesta por esta experiencia vital, por este camino tan sencillo hacia eso tan efimero llamado FELICIDAD.
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