martes, 21 de julio de 2015

Reflexiones - LA CONSTACIA DE UN BARRANQUISTA.




El  ostracismo de un barranquista impide lo mas sublime que posee un barranquista, el don de poder descender. Es difícil sobre llevar días, semanas y meses donde su ilusión no se cristaliza. No hay lugar, ni dinero que pueda minimizar el dolor que sufre un barranquista cuando no desciende. Sus esfuerzos parecen no tener recompensa, se le juzga sin pruebas, como si el solo existiera los días que suele descender un barranco y el resto de los días, semanas o meses no formara parte de este mundo. El barranquista se convierte en culpable, sus condiciones se evaporan sin luces, se relativizan sus antecedentes y en algunos casos, directamente se ponen en dudas sus capacidades. 

Cuando eres padre (por poner un ejemplo) te implicas en la crianza de tus hijos y mas adelante en su educación, dejas de lado otras muchas tareas que te recompensan como persona y no dudas un momento en implicarte en otras, para que el día de mañana ellos puedan disfrutar de este gran deporte, que seguro les encantara. También cuando te lesionas y miras el calendario pasar, sin ver el momento para poder actuar. O solamente dejas este deporte por motivos personales, etc....

Por todo esto y mucho mas, han pasado Javi ( el del purito), David (Bananas), Jesús (Maritron), David Domingo, Arizt, David ( Grotesc), Jesus Belando, Joan Saba y tantos otros barranquistas anónimos, autores intelectuales y materiales de su redención, gestores de los mejores ejemplos para aquellos que se quieren dedicar a este deporte. Sin perseverancia no hay paraíso. El barranquismo es un compromiso con la voluntad, un viaje con destino incierto.

Los barranquistas somos una raza de soñadores, de Quijotes tercos en busca de un sueño, una ilusión, ya sea en un humilde grupo de un cualquier pueblo, en el mejor club de la geografía. El viejo y sabio barranquista , que jamas se da por vencido, que se levantan cada mañana y cada fin de semana pensando que hoy es el día, que se doblan pero no se rompen, que lo intentaran una y otra vez sin descanso.

El barranco suele recompensar a los grandes barranquistas  y a tantos otros  anónimos, y es el mejor homenaje para aquellos que este deporte no premia. Este deporte es así, generoso y cruel, justo e injusto, donde la razón la tenemos todos pero la verdad ninguno, un deporte que no acepta al que se da por vencido. Ellos son fieles a sus genes, son hijos de un barranquista y llevan en la sangre la rebeldía que caracteriza los mas grandes. 

En fin, la temporada de verano a llegado. A que esperais.


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