Dice que quien conquista el corazón de un niño tiene un amor para siempre. Ahi se echa una semilla que crece en la oscuridad de las almohadas, que se convierte en mítica mientras van pasando los años y esa semilla se agarra a la piel para convertirse en un sueño. El tiempo después va solidificando la esperanza, y si un día lejano el sueño puede hacerse verdad, pocas cosas podrán luchar contra ese deseo.
Los que somos padres, con su mítica esencia y esa grandeza que a veces ha estado embaldosada, y no se expandía, son las personas que mas ocupa las neuronas infantiles, por eso el amor hacia los hijos se realiza con toda la fuerza de nuestros corazones.
Os dedico estos vídeos. El titular dice los hijos de sus padres. Pero también podría ser: los hijos, de sus padres.
Os quiero mucho.
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