Desde hace años se viene trabajando por la Identidad Digital de las personas. Para entender el proyecto que está detrás de este nombre hay que ir la página www.id2020.org (lo siento, pero está todo en inglés, lo cual es un mal comienzo para algo que pretende ser para todos).
En las últimas semanas, esta iniciativa ha sido objeto de todo tipo de teorías conspiratorias. No pretendo ahora fomentar ninguna de ellas, pero sí, desde la ética, presentar aquí mi reflexión sobre las graves consecuencias que puede tener este proyecto para la Humanidad y para cada uno de nosotros y nosotras.
Inicialmente, la ID no parece una mala la iniciativa. Según sus promotores, les mueve el poder ayudar que cada individuo tenga una identidad y unos derechos garantizados. La están ya aplicando en algunos campos de refugiados donde las personas no pueden certificar su identidad personal dado que se han perdido sus credenciales físicas (carné de identidad o pasaporte, por ejemplo) o no han querido ser emitidas por sus países de origen.
En principio, no estoy en contra de la ID. He vivido de cerca los inconvenientes de la falta de registro civil en África y he ayudado en procesos de legalización en EEUU y España. Sé que es un grave problema no tener papeles. Pero no me fío de que la ID no pueda caer en malas manos.
Llevamos ya años de implantación de ciertos grados de ID sin suficiente reflexión ética detrás. La inmensa mayoría de los españoles, por ejemplo, ya tenemos diversos grados de ID como el DNI digital, datos médicos en la tarjeta sanitaria, identidades bancarias y sociales… Y nuestros perros, no digamos: les metemos un chip dentro de la piel, preludio de lo que podría ser nuestro futuro. El gran reto, el enorme reto, es responder a estas cuestiones: ¿Quién gestiona estas identidades? ¿Quién controla las bases de datos? ¿Cómo se garantiza la inviolabilidad de los datos personales? ¿Cómo evitar que se crucen todos los datos en el big data para poder luego vender los perfiles personales al mejor postor? Ante esta afirmación, “En 2030 nuestro objetivo es permitir el acceso a la identidad digital para cada persona del planeta”, me pregunto: ¿qué personas que responden a gobiernos democráticamente elegidos forman parte de los procesos de decisión?
El hecho de que detrás de este proyecto estén varios gigantes de la informática y de las telecomunicaciones, grandes fundaciones privadas (Rockefeller Foundation, la Alianza para la Vacunas…) y las organizaciones capitalistas más importantes (Foro Económico Mundial de Davos) hace sospechar que hay muchos más intereses involucrados aquí que simplemente ayudar a la gente pequeña. Parece que todo, unido al 5G,
la Inteligencia Artificial, el Big Data y otras tecnologías, podría ser un gran problema para la libertad, la justicia y otros derechos civiles en el futuro inmediato. La ONU todavía no forma parte oficialmente de ID2020 pero va organizando eventos y apoya la iniciativa. Pero la ONU no es independiente ni para decidir ni para actuar.
Me preocupa aún más quién no está (Cruz Roja, Médicos sin Fronteras, Cáritas Internacional, el Servicio Jesuita a Refugiados, Amnistía Internacional, Human Rights Watch…), es decir, organizaciones con una larguísima experiencia en ayudar a la gente, de probada independencia y realmente no lucrativas.
Algunas afirmaciones del propio proyecto me ponen en máxima alerta. Dicen, por ejemplo, que la ID en el campo de refugiados de Mae La Camp en Tailandia garantiza el acceso a los servicios: “A través de sus identidades digitales, los participantes podrán acceder no solo a mejores servicios de atención médica, sino también almacenar de forma segura sus credenciales educativas y profesionales” (ver: https://id2020.org/projects). ¿Y qué ocurre con los que se nieguen a participar? Poned la cita anterior en negativo y es para temblar: si no aceptas formar parte de la ID no tienes derecho a los mejores servicios…
Esteban Jesús Vaquerizo García, Doctor en Ciencias de la Salud, trabajador social y profesor auxiliar de la Universidad de Zaragoza –y mi cuñado–, ha lanzado un llamamiento para alertarnos sobre los graves peligros a los que nos enfrentamos, muy agravados por la gestión de la pandemia. Os incluyo aquí el documento que ha compartido en las redes. Que cada uno se haga su composición de lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario