miércoles, 24 de octubre de 2018

29-07-2018. BARRANCO DE PALOMAREJAS. (VALENCIA)



David  Vivo llegó al barranquismo con las maletas llenas de sueños y un estigma sobre su idea: ser un barranquista seguro, sin prisas para descender, como si no ir corriendo no fuera parte de este deporte, como lo es ir rápido. Ambas facetas son esenciales en cualquier barranquistas.

De estas dos vertientes siempre me preocuparon las obsesiones de algunos sobre con respecto a alguna de ellas. Los barrancos los descienden aquellos que son capaces de encontrar el camino para disputar ambas facetas con efectividad y creatividad.

Las obsesiones sobre alguna de estas dos situaciones vitales anulan la creatividad. La espontaneidad del talento suele ser un adversario para aquellos que todo lo planifican. La inspiración suele desordenar el orden preestablecido.

Los barranquistas obsesivos son capaces de repetir una y mil veces conceptos sistemáticos, soslayando que la efectividad de todo lo que se baja y se intenta se esta supeditada a la calidad del grupo que desciende. El talento de cada uno de ellos es un elemento diferencial que necesitan indefectiblemente de estar libre de ataduras. Es imposible  ordenar la inspiración, programar el talento. La inventiva no se prepara, surge.

El barranquismo es un deporte emocional, capaz de generar sensaciones que erizan la piel y sube las pulsaciones. Vamos en busca de todo esto cuando descendemos un barranco. El resultado es el final del camino, pero pobre de aquel que no disfrutó del viaje, que no se emociono, grito, salto en una poza y sintió emociones fuertes.

Todo esto lo genera el barranquismo y los que descienden un barranco. Los barranquistas son los verdaderos hacedores de emociones.

En fin os dejo este vídeo que en su día ya puse y que ha día de hoy me sigue gustando por la edición y música. Solo viéndolo se entiende todo lo anterior escrito.




Quedamos mi mujer Raquel, mi hijo Erkaitz y yo, con David que fue quien organizo la salida.  Teniamos ganas de ver como reaccionaba mi hijo en su primer barranco, nuestra hija mas pequeña decidimos dejarla, no era combeniente llevarla todavia, es muy pequeña. 

En esta ocasión quedamos con Vicent y parte de su familia que no conocía, cuando llegamos al parking aparcamos e iniciamos el ascenso del barranco. Es aconsejable para cualquier edad, eso si hay que llevar neopreno completo para los mas pequeños, habia agua y bajaba fría para aquel que no esta acostumbrado a ir lento.  





Mi mujer y mi hijo.

Despues de cambiarnos y ponernos los neoprenos iniciamos el ascenso habia que remontar el barranco.












El agua estaba perfecta para todos. 









En esta parte paramos para que todos pudiéramos saltar, no había ninguna complicación.




Mi hijo disfruntando de los momentos, estaba muy feliz.















Mi mujer y mi hijo. y Vicent al fondo.







David ayudando a subir, algunos tramos se necesitaba ayuda desde arriba.
El barranco no tiene ningún tipo de dificultad se hizo fácil todo. Nos volvimos.


De vuelta mi hijo ayudado por su madre, disfruto mucho.


En fin, la salida fue muy fructífera, la gente excepcional y siento no acordarme del nombre de la mayoría de los que estuvimos allí. Después de tantos meses hoy e podido hacer esta crónica, dejando por medio salidas que no he podido poner en el blog. 

Un saludo a toda esta gente con la que convivimos en la salida que fue maravillosa. Sobre todo a Vicent que hacia tiempo no veía y a David Vivo que sigue y no para. Un abrazo y sigue así.

HASTA LA PRÓXIMA.

lunes, 1 de octubre de 2018

The Milk System - De ordeñar vacas a exprimirlas como limones




The Milk System.
Director : Andres Pichler.
Francia. 91 minutos.
Sábado 6 octubre. Estreno en España. Sala Borau








¿Cuántos productos lácteos tienes en tu nevera? Posiblemente muchos sobre todo si hay niños en casa. Y luego tendrás también quizá el pote de yogur que mejora el tránsito intestinal o ese otro que reduce los niveles de colesterol. La leche y los productos lácteos son hoy en día imprescindibles en la dieta de muchas personas en Europa y en Norteamérica y son considerados en general como alimentos saludables. El documental The Milk System ("El sistema de la leche") explica que el consumo masivo de leche y de productos lácteos es un capítulo muy reciente en la historia de la humanidad, capítulo escrito en el siglo XX al dictado de los intereses de las industrias del sector, y revela que la leche y sus derivados no son tan saludables como el marketingquiere hacer creer. The Milk System, que es obra del realizador italiano Andreas Pichler, se estrenará en España el próximo 6 de octubre en el marco del Another Way Film Festival.
El documental sigue toda la cadena de la leche en Europa, "from grass to glass"(desde los pastos hasta el vaso) y descubre que hay unos claros triunfadores, las grandes corporaciones, oligopolios que controlan el mercado interior y que se encuentran en plena expansión internacional. Al principio de la cadena se encuentran los ganaderos que actualmente solo tienen dos palabras en la boca: crisis y estrés. Producen mucha leche pero no pueden decidir el precio ni lo conocen con antelación. Es la corporación quien decide. Y a ellos, los ganaderos, les toca producir la mejor leche al precio más bajo posible. Una familia ganadera alemana relata ante la cámara que hoy en día ganan más dinero transformando el estiércol de las vacas en energía que ordeñándolas. La mierda vale más que la leche.
¿Y cómo sacarle más leche a una vaca? o expresado en términos económicos ¿cómo optimizar tu bien preciado? Y aquí es donde empieza el episodio esperpéntico sobre cruces genéticos para que la vaca dé más leche y durante más tiempo. Se pasean en la pantalla unas vacas admiradas en una feria del sector como ejemplares únicos, a las pobres les cuelgan unas ubres tan cargadas que a penas pueden andar. Más que admiración despiertan compasión. El director se dio cuenta rodando el documental de que la leche que bebemos procede siempre de vacas embarazadas. Es más, después de la edad fértil, se deshacen de ellas. Una vaca, en abstracto, tiene una esperanza de vida de 20 años pero si “trabaja” en una explotación industrial no pasará de los 5, y eso en el caso de ser hembra. Si no das leche no tienes derecho a existir. Si el ternero tiene la mala idea de nacer macho es descartado a los pocos días de venir al mundo por decirlo con un eufemismo. En breve la ciencia va a permitir escoger el sexo de la cría. Todo un consuelo.
El documental no entra en dramatismos ni en proliferación de imágenes que toquen la fibra sensible. Solo deja que cada actor de ¿la tragedia? se explique por sí mismo. Y son las palabras, los hechos, los argumentos que ponen a cada uno en el lugar que le corresponde, como cuando un ganadero revela que sus vacas son números y que se cargan a los terneros recién nacidos porque si los venden el precio es tan bajo que no cubre ni su manutención. Y remata el argumento con un inapelable: "No podemos proporcionar prestaciones sociales. Somos una empresa".
La vaca es pues víctima del sistema de producción industrial de la leche como el pequeño ganadero, pero no son los únicos. También está pagando el pato el medio ambiente. Para mantener a los animales con una dieta apropiada los ganaderos las alimentan a base de cereales y sobre todo de soja, productos que deben importar. La mayoría de la soja procede de Sudamérica, donde grandes extensiones de bosques son taladas para destinar el terreno a su cultivo. Soja que servirá para alimentar a las vacas en vez de a las personas. Todo este sinsentido lo explica Johannes Isselstein, un científico alemán de la Universidad de Göttingen. Por ingerir este tipo de alimento las vacas emiten nitrógeno y si las emisiones son muy altas pueden causar riesgo para el medio ambiente. Así que, concluye Isselstein, estamos destrozando recursos a gran escala en América y en Europa para que las vacas den más leche. Y cada año aumenta la producción.
De hecho, los conglomerados europeos están invadiendo el mercado exterior (en Asia y en África) con los excedentes de leche europea transformada en leche en polvo. Una conquista que está arruinando a los productores locales allende los mares. Un pequeño emprendedor de Senegal querría que la leche europea fuera más cara (que no estuviera subvencionada por la UE, como es el caso) para que la leche del productor local tuviera una oportunidad de encontrar su nicho de mercado. Si la empresa senegalesa prosperara podría crear puestos de trabajo y las personas tendrían menos razones para tomar la patera y poner rumbo a Europa. "Son los hijos de los ganaderos de aquí quienes están cruzando el Mediterráneo", clama indignado el emprendedor senegalés.
En Asia, la industria europea ha convencido al consumidor chino de que la leche te hace más fuerte y más alto. Así que se han lanzado todos al consumo y a la producción de leche de manera desaforada. China ha batido un nuevo récord: cuenta con la planta de fabricación más grande del mundo. Alrededor de ella se han instalado varias granjas de vacas de dimensiones colosales. Una sola alberga 10.000 reses. El modelo europeo (de consumo y de empresa) llevado a su extremo… ¿absurdo?
El documental, también, presta la voz a pequeños productores europeos con una práctica y una visión diametralmente opuesta de los animales, del medio ambiente y de la empresa, con una visión más ¿humana? El propietario de una pequeña explotación ecológica en el Tirol cuenta que él saca sus vacas a pacer al campo, no como en una granja industrial, donde no sale a cuenta ni hay tiempo para ello. Aquí las vacas viven más. No están obligadas a producir tanta leche y por lo tanto guardan recursos para poder envejecer. Por marcar el contraste, el propietario suelta así de pronto: "Mis vacas son importantes para mí". Con la leche produce queso y ha renunciado a venderlo en un radio superior a 200 kilómetros porque no tiene sentido desde un punto de vista ecológico. Otro contraste: hay límites al crecimiento de la empresa aunque ello suponga limitar los beneficios en la cuenta de resultados. Aunque se pueda hacer no se hace, y punto.
Y toda esta tragedia shakespeariana, que deja por el camino un reguero de perdedores y de víctimas, ¿para darse el gustazo de beberse un vaso de leche cada mañana y a un precio razonable? ¿Realmente millones de adultos en el mundo occidental necesitamos consumir leche a diario y entre todos pagar ese precio desorbitado? Parece que la respuesta es que no lo necesitamos. Según Walter Willett, investigador en Harvard y eminencia sobre la materia, la dieta con lácteos es una práctica ancestral de los pueblos del Norte de Europa y de América. La leche sustituía los vegetales y las frutas, inaccesibles en esas latitudes a lo largo del año; permitía la supervivencia y la reproducción pero hoy ya no tiene sentido. El objetivo actual, según explica Willett, no es sobrevivir sino vivir más tiempo y con mayor salud, y la dieta del Norte de Europa no es la adecuada para ello. Si la leche tiene el mérito de ayudar a crecer y en el caso de los niños tiene su razón de ser, por el contrario podría ser muy dañino para los adultos cuando se une a un consumo excesivo (el exceso de calcio ha sido relacionado con el aumento del riesgo de cáncer de próstata). Debería limitarse a dos porciones al día y a ser posible en forma de yogur.
Hemos pasado como sociedad de ordeñar vacas a exprimirlas como limones. El documental informa de que está llegando la hora de desandar lo andado. Como colofón de la historia, un alegato a favor de los pequeños productores, capaces de alimentar el mundo y de hacerlo sin destrozarlo por el camino. El propietario de la pequeña explotación orgánica de vacas en el Tirol se lamenta de que la agricultura se ha dejado de un tiempo a esta parte en manos solo de los economistas. Según él, hay que devolver el campo a los ecologistas y a los filósofos. No pueden las matemáticas ellas solas dictar lo que hay que hacer. Y yo añadiría, ni en el campo ni en cualquier otro ámbito de la vida. En resumen, documental de visión obligada para replantearse un consumo consciente y consecuente de la leche. ¿Y si nos pasamos todos en desbandada a la leche ecológica