Javi (el del purito) se secaba el agua de la cabeza con la mano. Chorreaba mi amigo, impertérrito viendo esa cascada a pesar del temporal. Era la viva imagen del barranco. Pirineos asistió a un ensayo del diluvio universal. Llovía a mares. Caía agua en el Eriste como si fuera el fin de los tiempos, una premonición de lo que iba a suceder. Tanto llovió que hasta se fue la luz dentro del barranco. Llego la oscuridad, se nos hizo de noche. Seguimos sin descanso y no vemos el terminar. El, sin embargo, ve la luz. Se llevo la gloria, en un momento dado. Pero ahí esta, en lo mas alto de la autoestima.
Difícil, casi imposible, fue descenderlo. Un simple movimiento se convertia en un arriesgado malabarismo. Ese resalte se le escurria entre las manos. Mas que un amigo, a veces era un enemigo.
Duelo en el pirineo. Saltos, destrepes, paciencia y maduración del siguiente paso, espera, meditación y acción. Es decir, Javi frente al Eriste. Uno tuvo el control, el dominio, el buen hacer; el otro buscando la oportunidad de derribarlo. Y casi lo encontró.
¿Resultado? La gloria de llegar al final. Valiente estuvo Javi y el resto de compañeros. Al Cesar lo que es del Cesar. El grupo no carbura, sigue sin descender bien, pero no renuncia a sus ideas. Ya sea cabezoneria, ya sea convicción, el barranquista muere fiel a sus ideas. El barranco quiere juventud , frescura.
P.D. Enhorabuena al trabajo de los que se dejan la piel. Ellos y todos los que lo vieron saben por que.
En fin, a que esperáis los barrancos os esperan.
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