Es un sentimiento universal cuya definición mas simple la encontramos en el refranero: lo difícil no es llegar, si no mantenerse. Y si hay un deporte cuya dinámica nos ilustra en este sentido es el barranquismo. Al descender bajo presión, cuando la exigencia no es otra que recuperar el tiempo perdido frente al barranco, es fácil mantener el pulso firme y el apretar los dientes.
Pero la dificultad llega cuando ese trecho desaparece, nos ponemos por delante y el objetivo ya no es ir deprisa si no mantener la calma. Dejamos de ser espontáneos para volvernos mucho mas cerebrales. Aunque esta realidad no afecta a todos por igual, llegándose a dar el caso de quienes encuentran la motivación necesaria para afinar su eficiencia.
Ya son muchas los barrancos descendidos y hasta el momento los hay que lo demuestran día a día. Pero entramos en la fase decisiva, donde cada gesto es trascendente, sin plazos para la rehabilitación.
Aquel que desciende los mayores barrancos demuestra todas sus virtudes sin apenas fallos, Pero todavía no han sufrido el agobio que supone el deber de descenderlos por una nueva causa. Se acaban las segundas oportunidades. Aquí, la experiencia es un grado.
A priori son capaces de aguantar la presión, pero la realidad es un juez implacable que solo premia la excelencia.
En fin, os dejo dos vídeos que me han encantado.
En fin, os dejo dos vídeos que me han encantado.
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