Barranquistas de carne.

Errar es de humanos, y de bestias ser herrados, dice el clásico. En el libro 

del barranquismo hay paginas sin escribir a pesar de que muchos creen que 

ya estan escritas antes de comenzar el barranco. Las estadisticas estan 

llenas de vaticinios desdeñados. He visto tantas veces salir corriendo desnuda

la certeza, que se puede decir, como el Cristo, que el que este libre de pecado

del error puede tirar la primera piedra. 

Si ademas percibimos que a los barranquistas nos amuerma que pensemos que

somos muy buenos, pues es lógico pensar que alguna vez el barranco nos dará

un tirón de orejas. Es ley de vida. Es ley de barranquismo. No se puede ser

sublime sin interrupción , dijo otro poeta. Aunque bien es verdad que los

buenos barranquistas han dado buenas razones para contradecir esta sentecia.

Sin embargo, como somos de carne, pues somos carne de error. Por eso imagino

el pavor que le entra a muchos de vosotros cada vez que observa que el 

entorno desprecia al barranco por el cual va a bajar. Si levantas el pie del 

acelerador todos los barrancos son difíciles. Los buenos barranquistas se 

dejan el alma, la lengua, el corazón y el cuerpo contra cualquiera de ellos. El 

barranco sueña, analiza, ensaya, hasta el limite las diversas formas de vencer

nuestro descenso, nuestro acoso ofensivo.

Por muy buenos que seamos hay barrancos, que esconden un cocodrilo debajo

de su cascada. Son capaces de dar un mordisco a cualquiera. Y contra nosotros

convierte su admiración en ansias de gloria. Porque hoy en día vencer a un gran

barranco es hacer un master.

Tendremos que aceptar que hay amigos y compañeros que se preparan muy bien

para conseguirlo. Y que nadie se libre del peor de tus días, como a grandes 

compañeros y amigos que calleron en el descenso. Pero ellos nos dejaron una 

huella imborrable en nuestra memoria. Lo recordaremos todo. Pero debemos 

decirlo muy bajo, porque el excesivo halago debilita las fuerzas. Y ademas se

enfada el barranco.