La montaña siempre ha tenido el mismo dilema. La grandiosidad de sus cascadas o el romanticismo de los valores que surgen de las raíces. Masifican el alma llena de pasiones y memoria. Barranquistas noveles. Espinillas criadas en los rostros adolescentes de los que han mamado la tensión en los barrancos, o movimiento de la pasión como moneda de enganche, para captar las inteligencias que despuntan en cualquiera de los mayores barrancos del mundo. Francia lo hizo en sus años dorados, recorriendo los barrancos de medio mundo, pero crio directores y actores con neoprenos largos en sus pechos de madre insaciable.
Si le dicen a Javi (el del purito) que tiene que ir despacio, que es un error cargarle con responsabilidad excesiva, en vez de lanzarlo a la poza para aprender a sobrevivir, igual habría sido una gran monitor, guía, etc....de cualquier empresa lleno de la añoranza de haberse dejado atraer por la montaña. Pero en la trastienda estaba un romántico como Jesus (Maritron) que se jugo el cuerpo y el alma por la idea que su mente soñaba. Nos ofreció armas de acero para que saltáramos a la batalla sin excesivas prudencias aquel día para el recuerdo.
Jesus mordió, lucho, se atrevió, apretó, no tuvo miedo a las aguas que querían arrollarlo. Lleno el grupo de osado romanticismo. Con el tiempo consiguió lo que nadie hubiera imaginado, alimentando una leyenda que se estaba quedando en los huesos.
En fin, la montaña tiene un dilema. Abrir la caja fuerte o abrir el corazón. Homenajear a los guerreros del pasado, que salieron de sus propios barrancos, o hipnotizar a un barranquista mas. El tiempo dirá como se resuelve el dilema.
En fin, ¿A que esperáis para cumplir vuestro sueño? La montaña os espera.
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