Todo el mundo tiene un talón de Aquiles. No hay manera de que alguna vez no salga escaldado de alguna vía. Se dice que aveces se gana y otras se pierde, pero este no es el caso, resulta que no logré que este fin de semana fuera provechoso (al menos por mi parte). Y es que es imposible llegar a la cumbre sin recibir lecciones en la misma vía y aprender de nuestras debilidades. Katalina me hizo ver mis propios fallos, pero también la importancia de que los averigüe por mi mismo.
Las vías del domingo llegaron en un momento en el cual creía saberlo todo, convencido de tener la llave del éxito. Pero no era consciente del todo en su conjunto. No basta con tener talento, no basta con entrenarse duro o con estar al cien por cien físicamente. Hay que ser, ademas profundamente realista con los métodos que te llevan a un día intenso y entender que el único limite es el que nos ponemos nosotros mismos.
Por eso me falto conocerme a mi mismo para combinar sabiduría, experiencia y talento con un mayor rendimiento. Aveces no somos capaces de llevar a cabo este análisis. Por eso perdí porque quise atacarla de tu a tu ante una vía que me superaba.
Por ejemplo, Katalina. Un genio que quedo inmortalizada subiendo la vía que yo no pude. ¿Como funciona esta sintonía? Pues no es mas que la expresión de un sentimiento incubado en su alma. La creatividad cuando subía comenzaba con la mirada extraviada de una gran escaladora. También me encanto Ana. No dejo de lucirse en acciones combinativas que le hicieron llenarse de vida. Ademas de Alex, Luis, Kike, Pequeño y Marvin.
La escalada es, por encima, de todo una batalla: la cuestión es vencer. Este día confirme que la fuerza bruta no puede derrotar a una vía porque yo busque roña y estuve a la espera de de encontrar la mejor manera de atacarla. Al final, el que mas o el que menos quedo mas libre, mas valiente, mas feroz y con perspectivas de crecimiento.
En fin, fue un día que me hizo disfrutar, trazar una linea e ir mas allá y reafirmar a la vez mi pensamiento de que, mientras los artistas no son escaladores, todos los escaladores son artistas.
ESCALADA DEPORTIVA EN MONTESA
Quedamos con Alex en Benimamet, de alli a Chirivella con otro compañero, de allí a Montesa, que por cierto no e ido nunca, a una hora de camino de Valencia. Las vías a pie cerca del aparcamiento, una delicia si completamos que en el mismo parking hay un bar. Andando en unos minutos ya estabamos.
Estas paredes no invitaban a la exhibición ni a ponerse el rímel de otras salidas (por lo que a mi me toca). Así lo entendió el resto de compañeros, mas eficaz que seductor para la mirada. A los compañeros le ponen un nombre de leyenda y una vía con su nombre y anda que se asustan. Katalina, Ana, Alex, Luis, Kike, Pequeño y Marvin. Llegara el día no parece muy lejano, en el que no les quede nada por hacer. Sus pies de gato, el arnés no tardaron ni un cuarto de hora en descifrar los misterios de las vías que allí estaban.
Alex en una de las vías junto a Luis.
Kike y Manu.
En otra ocasión comente una salida de Luis (hijo). El hizo lo que tenia que hacer, disfrutar del día sin ningún tipo de presión por parte de nadie. Como debe ser.
Marvin asegurando a Pequeño.
Marvin venia lesionado de una pequeña caída que tuvo hace dos semanas. Un esguince que pudo ser mucho peor.
Vías de terceros hasta séptimos.
Es curioso como pueden derivar las vías en función de las circunstancias que los rodeen. De las únicas personas que mas me fije fue de Katalina y Ana. Sencillez, analistas en el tiempo. Finas y elegantes, precisas e imparables. Es una pequeña sociedad con las dependencias marcadas. Son capaces de encontrar la fisura en cualquier vía y en cualquier movimiento dejar desbordada a la pared.
Son humildes, educadas en valores, el carácter de cada una les impiden mirar hacia otro lado. Sencillas y reflexivas, moderadas en la alegría, implicadas en la dificultad. Analizan la vía, observan los espacios y van a mas según sea su exigencia. En un abrir y cerrar de ojos las vías estaban hechas. Sin celebraciones, ni ruido, sin manifestar excelencia ni llamar la atención.
Katalina no aguanto mas, debido al esguince de hace dos semanas, ella hubiera seguido, pero estaba dolorida y agotada. Fue una delicia verla subir con el pie tocado por una vía que yo no fui capaz de pasar en los desplomes.
Alex asegurando a Ana en una de las vías.
Todas las crónicas que aquí expongo tienen un handicap añadido. Son tantas las posibilidades y el potencia de los compañeros con los que voy, que siempre intento valorar mas las virtudes que los defectos, e incluso mis propias limitaciones.
Pequeño y Kike.
Pequeño.
En fin, excepto una de la vías que se me resistió y donde el resto de compañeros con mas nivel llegaron a pasar. El resto pude hacerlas sin ningún tipo de problema. Constancia, entrenamiento, apoyo y sobre todo actitud hacia los problemas que te surjan son suficientes para poder crecer y progresar. Pero sobre todo mucho entrenamiento y estar todos los fines de semana. Algo primordial.
En fin, se acabo lo que se daba. Hasta la próxima salida compañeros.
Quedamos con Alex en Benimamet, de alli a Chirivella con otro compañero, de allí a Montesa, que por cierto no e ido nunca, a una hora de camino de Valencia. Las vías a pie cerca del aparcamiento, una delicia si completamos que en el mismo parking hay un bar. Andando en unos minutos ya estabamos.
Estas paredes no invitaban a la exhibición ni a ponerse el rímel de otras salidas (por lo que a mi me toca). Así lo entendió el resto de compañeros, mas eficaz que seductor para la mirada. A los compañeros le ponen un nombre de leyenda y una vía con su nombre y anda que se asustan. Katalina, Ana, Alex, Luis, Kike, Pequeño y Marvin. Llegara el día no parece muy lejano, en el que no les quede nada por hacer. Sus pies de gato, el arnés no tardaron ni un cuarto de hora en descifrar los misterios de las vías que allí estaban.
Alex en una de las vías junto a Luis.
Kike y Manu.
En otra ocasión comente una salida de Luis (hijo). El hizo lo que tenia que hacer, disfrutar del día sin ningún tipo de presión por parte de nadie. Como debe ser.
Marvin venia lesionado de una pequeña caída que tuvo hace dos semanas. Un esguince que pudo ser mucho peor.
Vías de terceros hasta séptimos.
Es curioso como pueden derivar las vías en función de las circunstancias que los rodeen. De las únicas personas que mas me fije fue de Katalina y Ana. Sencillez, analistas en el tiempo. Finas y elegantes, precisas e imparables. Es una pequeña sociedad con las dependencias marcadas. Son capaces de encontrar la fisura en cualquier vía y en cualquier movimiento dejar desbordada a la pared.
Son humildes, educadas en valores, el carácter de cada una les impiden mirar hacia otro lado. Sencillas y reflexivas, moderadas en la alegría, implicadas en la dificultad. Analizan la vía, observan los espacios y van a mas según sea su exigencia. En un abrir y cerrar de ojos las vías estaban hechas. Sin celebraciones, ni ruido, sin manifestar excelencia ni llamar la atención.
Katalina no aguanto mas, debido al esguince de hace dos semanas, ella hubiera seguido, pero estaba dolorida y agotada. Fue una delicia verla subir con el pie tocado por una vía que yo no fui capaz de pasar en los desplomes.
Alex asegurando a Ana en una de las vías.
Todas las crónicas que aquí expongo tienen un handicap añadido. Son tantas las posibilidades y el potencia de los compañeros con los que voy, que siempre intento valorar mas las virtudes que los defectos, e incluso mis propias limitaciones.
Pequeño y Kike.
Pequeño.
En fin, excepto una de la vías que se me resistió y donde el resto de compañeros con mas nivel llegaron a pasar. El resto pude hacerlas sin ningún tipo de problema. Constancia, entrenamiento, apoyo y sobre todo actitud hacia los problemas que te surjan son suficientes para poder crecer y progresar. Pero sobre todo mucho entrenamiento y estar todos los fines de semana. Algo primordial.
En fin, se acabo lo que se daba. Hasta la próxima salida compañeros.
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