Si hasta en las mejores familias llegan momentos de desencuentro, que no ocurrirá en los grupos o foros deportivos. La propia dinámica a que están sometidos, la rutina de convivencia, los objetivos encontrados y el complejo manejo de los egos sirve de caldo de cultivo para que la chispa detonante encuentre con facilidad combustible en el que arder.
De hay que se valore tanto, entre las cualidades de los máximos responsables, la convivencia. Caso aparte es un grupo de compañeros o amigos cuyos componentes son una selección de fuertes caracteres, condición necesaria para llegar a un gran equipo y, casi mas importante, para mantenerse. Aquí, los riesgos de desestabilización crecen exponencialmente y requieren de una mano izquierda exquisita, tanto en el tacto como en en la contundencia.
A lo largo de mi vida he vivido muchos trances incómodos, (que he solucionado hablando con los compañeros y amigos) en los que ha habido que aplicar altas dosis de coherencia, no menos de bonhomía y, como recurso indispensable, la discreción. Que nadie vea en ello un mal funcionamiento del grupo, todo lo contrario, de la discusión sana sale fortalecido el proyecto común. Con la excepción de cuando los intervinientes apelan al "sálvese quien pueda".
En este mundo de las redes sociales, del critico anónimo y del innegable interés por ese deporte que mas nos gusta, resulta comprensible que desde cualquier foro abierto se ofrezcan sedes en las que dirimir diferencias y que alquilen caiga en la tentación de aceptar la ofrenda con la intención de hacer publica la solución. Pero lamento decir que cuando los problemas llegan hasta el gran publico, (ya paso en mi caso con uno de mis post), ganan en tamaño y pierden en opciones de ser resueltos.
No me gustan los grupos que dejan que las desavenencias germinen por la falta de aire fresco y que, escondido tras un falso velo de estabilidad, dejan que vayan creciendo sin dar la cara. Las cosas se hablan y las soluciones llegan. Pero todavía me gusta menos quien busca adrede un foro equivocado, tras el que encontrar ayudas ilegitimas. Midamos nuestras palabras y pensemos antes que decir, porque estas, pueden llegar hacer mucho daño y la solución cuando mas tiempo pase, sera ya algo complicada.
En fin, ahora hagamosnos una pequeña reflexion de como nos vemos a nosotros mismos y como nos ven los demas. El peor enemigo de nosotros somos nosotros mismos, somos los que mas criticamos porque queremos llegar a ser perfectos y hacer las cosas como creemos mejor. Disfrutar de todo aquello que te haga feliz y no tratar de corregir aquello que creemos que no esta bien. Y ahora preguntarnos:
¿Como te ve la gente que te conoce y que piensa de ti?