Todos tenemos derecho a luchar por nuestros sueños y por que no por nuestra
felicidad. Estamos en esta vida para gozar de felicidad y !que mayor alegria
que practicar el deporte que mas nos agrade!. Ya son muchos barrancos y los
que me quedaran por hacer, ya se han concretado en mi mente, en mi
imaginación, en mis noches de largo insomnio.
Descender un barranco con el neopreno puesto, su mochila y su arnés es el
deseo de cualquier barranquista que se tercie. ¿Que se siente al descender un
soñamos dormidos y despertamos con el próximo barranco?. Os lo preguntare
cuando os vea y compartiré la respuesta. Mientras tanto, si vosotros me
preguntáis que cuando volveremos a descender el próximo barranco, os diré
que no sabéis cuanto lamento deciros que la única respuesta que puedo daros
es ninguno.
Consideren mi posición. Aunque la pregunta que imagino es del todo razonable,
no puedo contestar sin violar la intimidad de una meta. Lo que tiene importancia
es el derecho del barranquista a proteger la lucha por sus sueños.
Sin duda, merecemos saber el resultado de nuestros esfuerzos. Ese cumulo de
cosas a las que hemos tenido que renunciar, o lo que algunos llaman el precio
que tenemos que pagar por lo que disfrutamos. En la vida no se puede tener
todo y es el riesgo que muchos de nosotros pagamos. Como lo que ocurrió este
fin de semana en la Vall D'Ebo (Alicante). Vivir el momento y no pensar que
futuro nos espera.
La felicidad no nos llega cuando conseguimos lo que
deseamos, si no cuando sabemos disfrutar de lo que tenemos. No soñando con
el mañana. Si no viviendo el hoy.
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