TRUMMELBACH.

Me lo comentaba un amigo……..un Filosofo de este deporte.

Es difícil creerlo, pero hay vida después de los barrancos. Quien dice barrancos, puede decir decir cualquier deporte. El barranquismo es como cualquier droga: hipnotiza tanto que cuando paras y haces cualquier otra actividad, parece que los dias se te hacen mas largos.

-         Sin embargo, hay vida después de los barrancos – insiste este ilustre colega.

Hay gente que asegura que en la epoca de Simone de Beauvoir se puso existencialista y describió la sensación de vació y vómitos ante la nada, fue, seguro al terminar una cena. Los intelectuales que seguro  no conocen ningún tipo de deporte de aventura, ni lo conoceran. Dicen que buscan un deporte que les llene. Yo creo que no lo encontraran.

Sin embargo hay otros que no seran capaces de romper con la monotonia de siempre, a pesar de que tienen motivos. Que le van a comentar a mi amigo, a pesar de que tiene motivos. Pero esto es asi y parece que le falta algo.                                              

        -Lo cual tampoco parece que sea tan malo –matiza-.  Este domingo, mientras miraba como nadaban unos patos, en un parque, lo veia mas entretenido que cualquier otra oferta de la semana o incluso irme al Mayencos sin tiempo. Y además es gratis.

 Sostiene ese agudo observador que, a pesar del mono, la ausencia de hacer barrancos humaniza.  Si quieres girar la cabeza y mirar otros deportes, podras ver a Contador ganando su segundo Giro, Nadal intentando ganar su septimo Roland Garros, Alonso intentando ganar con un coche que no corre. Las diferencia entre Pasaban y Oiarzabal….(que yo creo que es por un tema de huevos…).

 Y, sin embargo, con el tema de los pepinos, veo mas importante esta proeza, que cualquier otro deporte que ahora me asome por la televisión. Hay que tener unos huevos tan grandes, como lo que estos señores han hecho. Y no salen por la tele. A estos habría que financiarlos y mas si hiciera falta.