Igual que los petisuis, los Pou sientan mejor de dos en dos. Iker y Eneko,
los hermanos mas grandes de los 217.358 vitorianos - habitantes de
Vitoria, no confundir con extraterrestres de Stark Treck - y tambien
sus mas ilustres vecinos, aportan a la escalada la dosis necesaria de Gasolina
para dirigir su mirada a cualquier montaña que vean, merecida y para que
negarlo, tremendamente necesaria para un deporte que algunos se les hace bola
hasta el punto de que hay que deletrearselo: es-ca-la-da. Un deporte raro,
vive Dios. Ni uno contra el otro, ni el mas tonto hace relojes, ni nunca,
pero nunca, nunca, hay montaña pequeña. Bueno, por no hablar de que ellos
llevan libros cuando viajan. Y los leen, aunque no lo haya visto.
Pero hablemos de los Pou. Iker es para la montaña como Belen Esteban para
Telecinco: sencillamente insustituible. Cuando pintan bastos sobre las paredes,
alli aparece el para salir triunfante y poderoso de cualquier pared, como Jorge Javier en la cabalgata. Sin el -sin Iker, no sin Jorge Javier-, la prima de riesgo española se dispara. Sus compañeros se sienten huérfanos y perdidos en las paredes, como Marco buscando a una mama que no aparece por ningún sitio.
Y luego esta Eneko. Es como un como un aguila con las uñas afiladas, que se
mueve por las paredes como si llevara patines y domina las vias como la
Merkel la Union Europea.
Sobre Iker y Eneko, nuestras Aguilas de la Escalada. Asi que, como
diria Paco El Pocero: es hora de construir.
Os dejo este vídeo que me encanta. Demencia senil 9a+.
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